La realidad
una senda,
un camino,
un llano pavimento ocre y accidentado
donde tus pies han de lacerarse
y sentir las esquinas y sonidos
que cubren el tacto de cada paso.
Del clamor de tus días
y la andadura de tu tiempo
que cubre la sombra
de tu experiencia.
Por circunstancial que pudo provocarse,
un testimonio fue siempre válido.
Encajó
en algún rincon del universo ,
tan sólo un instante pudo ser una historia
eterna
interminable.
Y esta lo fue.
Fue la vida de un milagro.
De una delicada
parte del cielo
posada en los bastos suelos de lo terrenal
mundano.
Fue la escencia de un ave .
Un suspiro sonriente .
Una luz incansable.
Una dulce melodía que viajaba infinita
con el viento.
Una roca hecha de ímpetu.
Una intención palpable.
Una germinación de la vida,
esplendorosa.
Una gota y un mar
Una mujer
Testimoniarla
fue
profundizar
en la cegera del riesgo.
Formar parte de una sin razón
sublime.
Fue
pintar una flor
carente de matices.
Eterna.
Infinita,
como el vuelo de un ave.
Inusual
como el sol en la tormenta.
Rígida ,
como un estandarte dórico .
Espléndida
como la dulzura del aire.
Fuerte
como el viento golpeando al mar
que grita en olas.
Única,
como un instante
que danza en una vida
Eres tú.
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