El único amigo
que nunca falla.
Adolfo Paez.
Bálsamo letal
contra el vendaval
que ocupa la ciudad
y como emerge la soledad
entre la lluvia en un
junio
que fue leyenda
una añoranza de de certidumbre,
que rescaten a los restos de la esperanza,
atrapadas entre días e interrogantes que
te anclan como
ganchos gigantes
de colgar la ropa.
En el placard.
Si alguien muere en Rusia-
¿te divorciaste?
o se
crea el arte en la Alemania Federal,
y el desastre en
Hildesheim
si te pusiste el chuyo en
Sacsayhuaman
sin avisarme
protestaste contra en
matromonio gay
frente al Louvre en
Paris.
Si bebiste el Kalimotxo
en Manchester
o lloraste frente al
malecón en Valparaíso
y optaste por no
llamarme.
Si te enamoraste en
Quebec
Merci-Merci-Merci
o te borraste del reto en Aritxaleku
Si te pasó el ómnibus,
no llegaste al colectivo,
mataron a la voz del Tube
en Picadilly Circus
arrojándole por el gap,
sin prevenirle.
Si Mancora
no es un Kneipe más de turistas
Si la ruptura de la
poesía la
encontraste en la mentira
Y mientras le besabas me
decías
Si querría : Na klar!
Yo te pido un favor
Sal de ti y desde fuera
procura encontrarte
Y otro crimen quedará sin resolver
( al máximo volumen de tu
reproductor )
No me dejes caer
en las tumbas de la
gloria