Subrealismo

Atemporalidad de una única forma de servirse de la comunicación. Una única vía de decir . Haciendo.

lunes, 25 de junio de 2012

Sin título / Sombras / Somebody



Raquel 
Eres corona y eres Caliópe
y abismo poético
Eres momentos,
eres silencios 
que hacen el silencio
algo dulce de oir

Raquel 
Eres surcar navegando
un obsoleto voceto
de algo parecido al sentido
y mojarse con la brisa
de cada  porqué


Raquel
es contradicción infinita
eres estrella luminosa 
cuya luz se dobla
y  ya no pinta los caminos
que trazaste 
¿ Alguna vez ?





Raquel 
eres escape 
que olvido de quien huía
y condena que perdió la causa
por la que perseguías
 Eres la sombra de tu propio nombre
y réplica del ritmo de tus pasos
en la musicalidad
que aún intentan 
los poemas


Raquel eres hoy
parece ser 
Eres siempre
si es que fuiste una vez
si que siempre serás
Raquel

 






jueves, 21 de junio de 2012

Hoy estás más viva que nunca




-Respira
Corre hacia ti misma
Abandona el abandono
y escribe en mi mente
tu nombre
en todos los idiomas




-Respira
cierra los ojos
y múdate
de mi fantasía
hacia la mas hermosa realidad
tangible
a la sencillez del poema




-Respira
Que hoy estás más viva que nunca
delinia las líneas que tenga que seguir
y te seguiré




Hasta donde comienza el tiempo
hasta donde llega cada silencio




-Que fuí confesión
en vidas pasadas
y hoy mis intentos
no se atreven tanto




-Respira
Que estás mas viva que nunca
corre hacia ti misma
y encuéntrame otra vez
buscándote
en cada rincón
del mundo




-Respira
y conviérteme en tu aire
descansa tus años
a mi costado
Y emprende el vuelo
hacia mañanas soleadas
y horizontes interminables
Canta la victoria de la valentía de tu voz
cada vez que se oscuresca el cielo
Y se retuerza el mar
y vence




Por que hoy :
¡ Se yergue el viento
Se humedece la hoja
Se empapa la orilla
Se riega el mundo
Se enciende el cielo
Se rinden los fines
y atreven los comienzos !




¡ Por que hoy
estás
más viva que nunca !





martes, 12 de junio de 2012

El Reloj



Uno: Tic

Cómo hemos amanecido José. Ha dormido bien, preguntó mientras revisaba la hoja. Bueno, aquí estamos, un día más ya, respondió el anciano mientras su dignidad le obligaba a incorporarse. Se recolocó las sábanas de costado. Aún tenía el semblante arrugado por la postura de la almohada y una parte del rostro aplastada por su propia mano. Bueno, eso es que si, verdad, ahora aviso para que le suban las enfermeras y le den el desayuno. Vale, dijo ofreciendo una sonrisa a quien la mirase  mientras terminaba de revisar con interés las hojas del parte médico del paciente, gracias, asintió. Luego, sobre las nueve o así, vuelvo a subir a la habitación para que me comente un poco como ha ido todo, vale, y ver en que puedo ayudarle José, vale, venga José, hasta luego.

Sin embargo, por la circunstancialidad, por los pliegues del momento,  la amabilidad de la doctora no parecía convencer plenamente al ánimo de aquel hombre, mayor. Su mirada continuaba puesta en dirección a la ventana, como si estuviese resignado a esperar a algo que nunca iba a llegar, pero que sin embargo resultaba saludable para su ánimo, la espera. Sus manos anchas y fuertes, curtidas por todo el trabajo de una vida se entrelazaban, en sus pómulos hundidos ya no quedaba esperanza y una tristeza profunda era  lo único que su mirada era capaz de transmitir. A noventa y dos años, cuando pensó ser insensible a las nimias vicisitudes de la vida, cuando creía que la fortaleza que el tiempo terminó por impartirle era un armazón suficiente para los enigmas del corazón, y la frialdad , su única carta de presentación ante la indiferencia de la sociedad, parecía haberse equivocado. Aunque dicho error, habría sido el más tierno de su vida.

Dos: Tac

Corrió las cortinas que le separaban del otro paciente, cogió la silla, y se sentó. Bueno José, me voy a sentar aquí, y usted me va a contar eso que ha pasado, que somos todos aquí mayores y adultos, y ya no hay vergüenzas, intentó entrar en confianza mientras se acomodaba la bata que aplastaba bajo la silla y se recogía  el pelo situándoselo detrás de la oreja, al tiempo que brindaba la mejor de sus sonrisas. La luz del medio día parecía augurar un recinto propicio para que él se explayase y  brindar toda la información necesaria para esbozar un diagnóstico. Mire, yo soy una persona mayor, y ya  sé yo  porque estoy aquí, pero le digo a usted y al compañero, al compañero, pregunto, si, si, respondió él, al otro que ha venio antes a traerme la sonda, a vale, reconoció. Nada, pues eso, su mirada atravesaba la ventana de la habitación, que prefiero irme a casa, a estar tranquilo, pero se aprovechan de uno, no digo usted, pero se aprovechan hombre,  murmuró intentando buscar algo con que inquietarse y disuadir la solicitud del médico. Su mirada empezaba a escudriñar nuevamente el entorno en el que se encontraban. Vamos a ver, José, que tiene usted  razón, pero solo le pido que me cuente y yo así se lo voy a comentar a sus hijos, que van a  quedarse más tranquilos, vale, sólo le pido eso. Igual está aquí, como usted dice y debería estar en casa, pero a veces hay que pasar por estos malos ratos, así que me cuenta otra vez a mí que he llegado yo hoy y vemos como le podemos ayudar, vale, preguntó, volvió a sonreír, volvió a acomodarse el pelo y  recolocó su postura en la silla. Pues nada, que  va a pasar joder,  que a uno ya se le pierde el respeto. Eso es lo que pasa. Me cago en diez, aquejó con actitud propia de una inconformidad rendida. Frunció el seño. Por qué a ver, dij ella, porque va ser, porque creen que por que uno ya es mayor no puede tener intimidad, la ostia, increpó con severidad, aún mirando a la pantalla del televisor. La tranquilidad de la doctora no lideraba aún frente a la  tensión del ambiente. Hombre claro que sí, claro que sí, dijo ella, todos tenemos derecho a nuestra intimidad, eso está clarísimo vamos,  reflexionó mientras sonreía, hombre ya le digo yo que si joder, por eso le digo que no  se qué hago yo aquí. Menudos hijos, me cago en diez, expuso mientras movía la cabeza y volvía su mirada hacia el otro lado de la conversación, Claro que sí, pero es que lo hacen porque le quieren y ya no saben cómo ayudarle. Pues si me quieren, si me quiere, sabe usted que tienen que hacer, preguntó mirándola, he, Sabe usted lo que deben hacer, interpeló mirándole a los ojos. Ella solo se limitó a escuchar, y se creó un silencio que cambio completamente el color de la habitación, dejarme en paz,y punto, a mi aire, de una puñetera vez joder, sus ojos empezaron a empañarse y su rostro enrojecía suavemente.

Quiénes son ellos para entrar en casa sin llamar, he, dígamelo usted, volvió a preguntar. Ella fue incapaz de responder. Creía que si, podía parecer que los hijos detentan autoridad en un determinado periodo de la vida, pero al verlo, no sintió eso en ese momento. Claro que si José, claro que sí, ella solo podía ofrecerle una sonrisa de complicidad, y ahora, después de haber estado cuarenta y siete años casado, de que su madre falleció hace dos, estoy yo con mi vida y mis cosas, y me traen aquí. Venga ya, recriminó mientras retornaba la mirada a la pantalla del televisor. Ella únicamente podía sentir ternura, compasión, connivencia al escuchar esa mañana las razonables peticiones de aquel anciano que injustamente podían estar censuradas por los dictámenes sociales que ésta imponía. Pero entonces, ese día estaba con otra persona en casa, verdad, preguntó, pero yo no tengo por qué decirle quien estaba o quien no, la ostia, dijo, lo digo por lo que ya sabe. Hombre claro que estaba con alguien, si y que pasa, no no pasa nada, pero bueno, cuénteme, yo le escucho, con quien estaba, hizo ella su segundo intento. Pero que es mi vida cojones, que yo no le pregunto a usted que hace o no hace con su vida, joder, el ambiente empezó a tensarse. Los ojos del hombre se humedecían pese a la notoria intención de evitarlo, estaba usted con alguien y  entro su hijo a casa  sin avisar  y les encontró a usted y a ella en casa. Pues si y que pasa. José hizo el ademán de levantarse, nada, nada, no pasa nada hombre, relájese, Es eso es, que me fastidia, porque yo no estaba haciendo nada malo, vale, vale, tiene usted toda la razón, claro que si, nada malo, ningún mal a nadie, y le felicito. Y, bueno, cuénteme, pues nada, cuénteme, como es ella. Pues nada, sin más, es una compañera, se llama Marita, de toda la vida del pueblo, usted es de, preguntó, yo soy de Roncal, al lado de Sangüesa, y ella, su compañera digo, es del pueblo también, no, ella  es de Lumbier, de al lao, pero de siempre hemos bajado  a Sangüesa, a trabajar en la fábrica, que hay una fábrica de papel donde trabaja casi todo el, todo el pueblo. Yo era compañero de su hermano Pedro, en la papelera, en la fabrica vamos. Ella se casó, y se fueron a vivir a Roncal, y ahí pues nos conocimos, del pueblo, de los hermanos, que bien, oiga, tanto años además, su otro hermano, continuó, tenía una frutería al lado de casa, y pues a ella la solía ver. Y enviudó. Y los hijos se vinieron aquí a Pamplona, hace ya varios años,  Y pues un día que le encontré en el pueblo ,nada, que al final se volvió y que estaba ella también viviendo allí, si, y nada, pues cuando aún tenía la huerta,   le llevaba algo de mi huerta y , pues eso. Amigos de siempre, del pueblo.

Claro, dijo ella, parecía que la conversación terminaba  otra vez por englobarse en un clima de confianza. Empezó a anotar en una carpeta pequeña de color celeste, sin dejar  ni un momento de prestarle atención. Y eso, tampoco es que haya mucho más que contar vaya, bueno pero como está usted con ella, está feliz. Hombre claro, muy contento la verdad, muy contento hombre. Sus ojos irradiaron en ese momento luz al hablar de ella, se sentía renovado, y parecía haber entrado más luz tras la ventana de la habitación, que bueno José. Pues yo le veo muy bien, con ilusión, con energía. Además usted iba a  andar todos los días verdad, preguntó, si, si, si, todos los días, andaba carretera Javier y volvía, que bien oiga. Pues yo lo encuentro francamente bien, hombre es difícil, pero bueno, ya le digo yo que si mujer, ya le digo yo que si, pues eso, lo único, la medicación, que le recetaron, si  sigo tomando el este, aracprotale, y las pastillas para regular la tensión, todo eso, no, como siempre, si, si, asintió, sí, eso sí siempre.

Ella se puso de pie, termino por indicarle que dentro de pocas horas podrían darle el alta. Quizás habría sido un malentendido, o una extrema precaución hacia los desafíos que hace el amor al tiempo y a las convenciones  que la propia sociedad imparte y exige. El continúo mirando a la pantalla,  pero ahora su gesto era diferente, su respiración  cambio, a un ritmo más sosegado que antes de la charla. La luz que el sol irradiaba iluminaba cada vez más la habitación.

Tres: Tic

Y que te ha dicho papá, he, dime, que, que te ha dicho papá, apagó la radio mientras veía su reflejo por el retrovisor, pues eso, que si le tenemos que dejar a su aire, que muchas gracias, pero que quiere estar tranquilo, que ya nos vale, que nosotros ya tenemos nuestra familia, ya sabes, lo de siempre, dijo mientras levantaba las manos del volante para gesticular. Es que  no me gusta nada que este ahí solo en casa, y la chica esta, ayer le llame, y que ya no quiere seguir, porque no se siente cómoda, porque ya no le viene bien, que se ha cansado, vamos, y claro,  puede pasarle cualquier cosa. Ya Jesús, pero no le vamos a obligar o que, o le vas a obligar, no le vas a obligar pregunto. Pues haber que nos dice ahora, ya se yo  que nos va a decir. Y yo , pero, pues eso , joder , no sé , vamos a hablarle haber si se quiere venir a la residencia, que ahora va a estar mejor, más cerca de nosotros, para visitarle con los críos, y salir por ahí, yo que sé, ni le menciones residencia Jesús, que ya vas a ver como se pone, Pues Ana hablo ayer por teléfono con ellos y me comentó  como que podían venir a hablarle a él y decirle un poco como va a estar allí, para que se dé un poco cuenta, vamos. A ver, a ver,  si hay suerte, pero vamos, ya te digo yo que este no sale del pueblo, sentenció .José estacionó lentamente el peugeot cuatrocientos seis  color azul oscuro delante de la bajera de la casa de su padre, en la parte trasera del edificio de la casa donde vivió la primera mitad de su vida, cogió  por pura inercia el freno de mano, giro la llave y apago el vehículo. Tomo la bandolera marrón del asiento trasero,  y miro con la misma sonrisa que siempre utilizaba, de hermano mayor y bajó.

A medida que subían las escaleras no podían comprender como después de tantos años ahora quizás pudiese resultar incomodo dialogar con su padre. Tras todo el tiempo que empleo su vida, su trabajo, su tiempo, su esfuerzo , su lucha, por brindarles aquello que él nunca conoció, ahora la relación, sentían,  se había deteriorado y el distanciamiento parecía fortalecerse a  medida que pasaba el tiempo para todos.

Abrió la puerta del portal y ambos subieron las escaleras. Aun se podía oír el ladrido del perro que vivía en el segundo, mientras percibía el paso de la gente frente a su puerta. Llama al timbre anda, tengo la llave, igual ni se entera, llama al timbre, hazme caso, llamó al timbre, una vez, esperaron un tiempo prudente para obtener respuesta, no abre, pues igual habrá salido a comprar, yo que sé, llama de nuevo anda, igual no te ha oído, que este hombre ya. No obstante, si la atención era prestada de forma esmerada, se podía oír una melodía resquebrajada, antigua, dulce, procedente del interior, ya está otra vez con la canción, ella se irá para siempre, cuando amanezca otra vez. Abrieron la puerta con la llave que ambos poseían de su antiguo hogar y notaron como a medida que se introducían en la vivienda la canción se cargaba de volumen y ascendía. Venía de la habitación, papá, preguntaron mientras encendía la luz del pasillo. Era inevitable dirigirse al cuarto. Papá, que soy Jesús, que estoy aquí con José,  estas ahí,papá, preguntaron, temiéndose incomodar, esperaron, no obtuvieron respuesta. Irremediablemente  se dirigieron a la habitación, y pese a tocar con la llave la llave,  y preguntar dos o quizás tres veces más si, no hubo contestación. Abrieron la puerta. La canción se podía escuchar claramente, ella es la estrella, que alumbra mi ser, papá por dios. La melodía abrazaba el ambiente por completo.

Cuatro: Tac

Hola que tal, buenas tardes. Sois los hijos de José, verdad. Si, dijo uno, Si, si el otro también. Hola, encantada, soy Pilar, la psiquiatra que le ha visto esta mañana, dijo ofreciendo la sonrisa que utilizaba en el trabajo, en el hospital, profesional y cordial, pensaba. Que tal, habéis podido aparcar, preguntó, para resquebrajar el hielo del momento, y la propia coraza que la frivolidad, la inusual naturaleza de la situación podía erigir y  era capaz de envolver en el contexto, casi asfixiante inclusive a esas alturas de la profesión. Si, al final después de dos vueltas hemos pillado hueco, dijo uno. Sí, pero de churro, que si no, estamos ahí, hasta las tantas, dijo el otro. Bueno pasar por aquí por favor, venir conmigo, que igual estamos mejor aquí, a vale, vale. Bueno,  a ver, vamos a ver. Pronunció dejando caer un suspiro  recargado de autocomplacencia, a la vez impregnado de cierta tranquilidad,  como si la dificultad de la situación podría no habitar en motivos clínicos, pero existía. Y ello ya no era tan fácil. Bueno, volvió a repetir, José esta hora descansando, probablemente le demos el alta después de la comida. Ahora ya he conversado con él, está más calmado, y bueno, pues, me ha  ido comentando como pasó todo. Ahora toca  vuestra versión, contarme un poco,  estoy yo aquí como un juez, con la versión de cada uno,  sonrió. Sobre qué hora más o menos, he, sobre qué hora, el alta, perdón, si, me imagino dos o tres, preguntó, no, no antes hombre, antes, una, una y media como muy tarde. Pasáis por aquí, bueno aquí mismo, firmáis otra vez aquí y ya podéis marchar. A vale, bajamos aquí, nuevamente, si aquí mismo. Vale.

Bueno, verá, mi padre enviudó ya hace dos años, y bueno, duro no, como todo. Lo habíamos estado  llevando al ambulatorio del pueblo, por trastornos de ánimo y depresión  y síntomas de distimia, si, ella asintió mientras apuntaba al mismo tiempo de hacer el ademán de escuchar, con la cabeza. Y bueno, con alaproctale tres veces por día,  y parecía que iba bien, no, preguntó , si la verdad que si, dijo el otro hermano, además bueno, siempre hemos intentado estar allí, ayudándole, yendo y viniendo al pueblo, un fin de semana él, otro yo, y bueno, se quedaba con una chica que le venía a cuidar por las mañanas y por las tardes pues subía  la vecina a verle,  a ayudarle un poco, Marita , puede ser, preguntó,  he, no, no esa es la madre, la hija , que es fisioterapeuta y ha trabajado ya con personas mayores. Ha, y Marita, me dices que es la madre, si , no esta chica, si que le ayudaba y tal, y bueno, así hasta hace dos meses que empezó con los gritos y los cabreos, no , hará dos meses y algo, si dos meses, que empezó, pues eso, con los cabreos, y chillos, que si ya no nos importa, que si le dejemos en paz, que si le tratamos como un estorbo, como un fastidio dice, eso como un fastidio, como un niño pequeño, apuntó ,  y claro , yo ahora estoy trabajando aquí en Pamplona, y mi hermano y mi otra hermana, pues , no sé,  hemos pensado que igual ya a esta edad, es mejor que este en la residencia, del mismo pueblo , no de aquí de Pamplona, el vergel, a si, si y bueno, pero que no, que no se mueve él del pueblo, verdad, si, si respondió su otro hermano, asintiendo.

Bueno, dijo ella, sosteniendo su rostro sobre la palma de la mano,  otorgando toda la atención, es un cuadro clínico típico de los pacientes con trastornos de ánimo. El se encuentra clínicamente en un cuadro de negación, es difícil , es muy difícil a su edad, digerir, asimilar la pérdida de su compañera, se vuestra madre, y bueno, la mente,en realidad el cerebro,  que es un órgano complicadísimo de entender, crea restricciones hacia realidades a las que no logra adaptarse, principalmete propiciados por cambios bruscos después de tanto tiempo, él ahora se encuentra en un proceso que en psicología se determina como  negación, o no aceptación, no aceptación de la pérdida de un familiar, es como una ruptura amorosa, no la aceptamos, y bueno, el cerebro provoca que nos aferremos a  marcos o contextos que nos ayuden a mantener vivo ese recuerdo, dijo ella,  si pero, bueno, que joder, no sé , es duro, verle así, que no quiere ya ni que le hablen , ni que le digan,  a veces tampoco quiere comer, añadió el otro hermano, ni nada. Bueno, sí, es difícil, sobre todo para los familiares, el ya tiene noventa y dos años y le queda ya poca paciencia en su reserva, de, de paciencia, digo. Pero bueno, a ello se le junta los principios de alzhéimer, de  sentirse poco útil, de inactividad, de exceso de ocio, el ha trabajado toda su vida, y me imagino que como todos los de la anterior generación, a primera hora de la mañana, hasta que se termine el jornal , como dicen en mi pueblo, ha trabajado siempre, y luego después se entiende la tercera edad como una etapa de compartir, compartir el tiempo, con , en este caso, su compañera de toda la vida. Su compañera de a bordo. Mi padre, por ejemplo, trabajo desde los 13 años,  había que ingresar dinero a casa, y él trabajó en la huerta de su tía ahí,   y así. Entonces es duro, aunque no es algo común, pero claro, añadirle la pérdida de su mujer, que eso es duro. Ya, si, ya, asintieron intentando comprender el funcionamiento del cerebro, pero bueno, no sabemos, por que, bueno, si no está a gusto ahí, y no se deja acompañar, y no quiere que le atiendan ni nada, no sé.

Bueno, hombre,  no es fácil. Pero llevo ya viendo estos perfiles clínicos y la mejor medicina es la paciencia, el afecto, el cariño que le deis vosotros, los nietos, la empatía, sobre todo. José ahora lo bueno que tiene, lo  bueno, dijo ella, que  ha encontrado esta compañera, necesita tanto privacidad, como comprensión y claro, por eso es que no quiere irse de ahí del pueblo. Que, dijo uno de los dos, extrañado, que compañera, la chica esta, no si ya la ha echado más de una vez, y claro, no, me refiero a esta mujer, a Marita, me ha dicho que se llama, dijo ella sonriendo,  que bueno, que es complicado,  para vosotros me imagino, pero, que Marita, perdone, Marita, la vecina, la madre, no, no era la hija, Marita, que, la vecina. Este, Jesús sonrió, bueno esa mujer  no ha tenido contacto con mi padre, su hija, le digo, no ella, ella ya es una mujer mayor, hombre, bueno,  de hecho creo que estaba ingresada,  no, le digo su hija, que iba a ayudarle. Pero, si,  a ver a ver, esperen, que me hecho un lío,  y mira que es temprano, he. A ver, dijo ella, a ver, dijeron ellos también, que nos aclaremos,  le encontrasteis en vuestra casa, preguntó,  bueno  la casa del pueblo donde él vive, nosotros vivimos aquí en Pamplona, bueno, si , si, le encontrasteis en la habitación, si, en su habitación, si , está allí en el parte, si bueno, le encontramos en casa, en su habitación, semidesnudo, no bueno , desnudo casi, bueno, desnudo, semidesnudo, es igual, estaba con esta mujer, Marita, esta mujer mayor que también está viuda,  si ,si, ella ya es una mujer muy mayor, dijo José hijo, si, pero no, no, si , bueno no sé , es lo que  yo leo aquí, y un poco lo que me ha dicho José esta mañana, dijo ella. No ,no, bueno, no, sin más, fuimos a verle por que veníamos de  hablar con la residencia para que intentasen hablarle, pero claro, fuimos más temprano que de normal, y como no nos coge ni nada, pues fuimos directamente, no, si, dijo ella,  que lo hemos pensado ya bastante, y joder, yo creo , dijo el segundo hijo , con semblante sentencioso, que poniendo en una balanza, pues que al final no va a estar allí tan mal, con más gente, con profesionales, con programas, más controlado no, no sé, digo yo, si , si asintió el primer hermano.  Ya , sí ,sí, bueno , pero ese no fue el desencadenante, creo yo, no, si no que bueno, estaban ellos dos allí, no, preguntó ella, no , mi padre, estaba sólo, desnudo, recostado en la cama, en la habitación, con la música que pone el siempre, como hablándole a una foto, o algo, no sé, como  hablando, como riéndose, no sé, por eso le trajimos, porque bueno, preocupados estamos, no sé si es alzhéimer o la pena, dijo él, pero nos asustamos de verle allí. Las expresiones en su conjunto habían cambiado  tras  la aclaración, como si volviesen a encajar en el contexto, como si el hielo y la coraza del diagnóstico volviesen a endurecerse, a solidificarse.

Pero bueno, entonces no estaba nadie con él, no estaba esta mujer con él, Marita, no, no, dijeron ellos,  no había nadie, hombre, estaba él sólo,  con la música puesta, un radio casete que tiene él, pero como hablando o susurrando, no sé, algo no muy normal la verdad. Pero, qué me dice, lo que oye, pero entonces, no había nadie, que no, ya le digo yo que no, dijo extrañado, por eso le hemos traído, por que verle así, pues, no sé, que no quiere hablar con nadie, ya estamos un poco desesperados, pero no, esta mujer de hecho no sé si estaba ingresada o ha fallecido, creo he, no sabría decirle, me parece que sí, ella estuvo un mes ingresada, pero creo que falleció hace una semana, dijo José hijo, creo que igual si.

La boca de la doctora aún no  se había cerrado del todo. Sumergida en su asombro, sonrió, cogió la hoja que tenía  frente a ella, se levantó, se volvió a acomodar el pelo, esperarme aquí un momento por favor, y se marchó.

Cinco: Tic

Diagnostico. Fecha, seis barra cero cuatro barra dos mil doce. Servicio Navarro de Salud. Osasunbidea. Datos personales. Nombre. José Antonio Arraíza Garcés. Fecha de nacimiento. Veintiuno barra cero cuatro barra mil novecientos veinte. Domicilio, Carretera vieja de Tafalla número cuatro .Localidad, Sangüesa. Provincia, Navarra. Número de identificación clínica, uno tres cinco tres cero cero siete dos cuatro cuatro uno cero seis. Datos de ingreso. Fecha, cero cinco, barra, cero cuatro, barra, dos mil doce. Hora, quince dos puntos treinta y cuatro. Sintomatología, cuadro ansioso depresivo grados dos puntos uno. Hoja de puntuación de cu erre test  dieciséis, catorce. Ritmo respiratorio cardiaco, ciento treinta y tres pe eme. Observaciones, proceso depresivo. El paciente presenta un proceso ansioso depresivo tipo be con sintomatología normal no agresiva. Tratamiento.  Aracprotable quinientos miligramos, fluoxetina, cien miligramos, citalopram , liolactil dosis tres. Alta, diez dos puntos quince, seis, barra, cero cuatro barra dos mil doce. Doctor, a, María Pilar Satrústegui Verasiain.Reingreso

Seis: Tac

Que galante, gracias, gracias, le agradeció,  esta como es que llama, la canción, como se llama, que es muy bonita, ya la conozco,  si, los panchos mujer, bueno, este me parece, me parece que es Lucho Gática, que siempre me gusto, Lucho Gática, el reloj, dijo  sin poder dejar de mirarla, y las velas, hombre ya que me vienes a acompañar, pues, hay que hacer esfuerzo, le dijo. Sus movimientos eran dóciles, pero sin perder su posición de varón, temerosa, sosegada por la movilidad que había ido pagando a los años. Recostada, su cabeza sobre la almohada, termino de acomodarse en una posición que le permitiese contemplarla. Ella, con cuidado y lentitud, hizo lo mismo, se recostó frente a él, despacio, dejando aflorar en su expresión una sonrisa que contenía el revuelo de sensaciones agradables en su estomago. A él le gustaba su pelo blanco, blando y esponjado. Su rostro, poblado por arrugas y pliegues, líneas que se enlazaban y parecían querer dibujar expresiones escondidas que no se atrevían a salir a conocer  el mundo. Manchas en su frente que se confundían con la tenue iluminación que dejaban las tres velitas rojas de navidad que él había encendido junto al velador. La intención supeditaba completamente a la funcionalidad. Sonriente él la miraba.  Sus cejas,  despobladas, aún albergaban vellosidad que permitían ver la mirada que tanto le agradaba que le mirase. Su piel, era más que una forma de recubrir su cuerpo, que aún era un cuerpo de mujer. La habitación encajaba con la música y la complicidad entro por la puerta, y decidió quedarse. La cama era antigua, como todo allí, había un crucifijo en la pared, un reloj, un cuadro y un espejo. Pero todo sobraba, o todo carecía de necesidad. Sólo eran imprescindibles los dos, él  y ella  y la melodía, nada más.  Bueno, José, que yo , no sé, que no , calla mujer, deja de quejarte, no tienes ni que decir nada, dijo él, sonriéndole siempre, que ya hemos vivido, que ya hemos trabajado, que ya hemos criado a los hijos, que ahora nos toca, ya pero que yo, que no hombre, que no, le dijo, mirándola, que no le hacemos mal a nadie, pues si, la verdad, yo a mis hijos ya, yo ya  les eduqué, ya les formé, ahora ya puedo descansar, y tu lo mismo, que estás siempre preocupada, ya son mayores ya, dijo riéndose, sin dejar de mirarla, ya a uno, la vida le da permiso pa vivir tranquilo, aquí, donde toda la vida,  sin problemas, así, feliz, que yo ahora estoy feliz, que estés aquí, no sé, ya , si, ella asintió dejando gradualmente que aquella sonrisa se termine de asentar en su rostro y responder a la amabilidad del momento.

Su madurez, su seriedad, su determinación, los años, el trabajo, su familia, su hogar, sus hijos, convergían en todo lo que él llevaba día a día en cada paso dado, hacia la reflexión de la propia naturaleza y el ciclo de la vida. Dejaban, permitían desempolvar las verdades de la propia condición del hombre y  las limitaciones  que la sociedad imponía y su propia naturaleza, edad y posición en un sistema de creencias y deberes,  le obligaba a ser. Un hombre, frente a su  misma imagen, que daba paso a la libertad  de sentirse libre,  aún dueño de sus sueños y decisor de sus sentimientos, de sus sensaciones, valiente frente  a la severidad de la rutina y el dictamen del paso de los años. Sin permitir aceptar, resignar edad, a lo que estaba llamado a hacer, esperar que el tiempo recorra su ciclo hasta el final, hasta que se termine todo.

Sus manos, impregnadas del trajín de toda una vida, y la lentitud del peso que estos empujaban cada día un poco más hacia la quietud y caducidad, aún podían dar una caricia. Frente a todo impedimento, siempre la vida, se hace un lugar y vive, si reside, sobre intenciones validadas por el amor de seguir sintiendo. De seguir viviendo

El ruido que hacía el viejo radio casete que reproducía la canción desapareció, y dejó paso a la melodía que en aquel momento, hizo que el tiempo se detuviera, a pesar de los años y de la propia restricciones que le pusiese el mundo, y sólo se oyó eso, la canción y su hermoso mensaje.  Reloj, no marques las horas, porque voy a enloquecer, ella se irá para siempre, cuando amanezca otra vez. Nomás, nos queda esta noche, para vivir nuestro amor, y tu tic- tac me recuerda, mi irremediable dolor. Reloj, detén tu camino, porque mi vida se apaga, ella es la estrella, que alumbra mi ser, yo sin su amor no soy nada. Detén el tiempo en tus manos, haz esta noche perpetua, para que nunca se vaya de mí, para que nunca amanezca. Tic, Tac.



Malrc


martes, 5 de junio de 2012

La playa ( Tributo a Máncora )


Allí donde jarrean  luces
y los espejos se encorvan
allí donde el tiempo se disfraza
y el horizonte desdobla
Allí, por encima de  la sombra
y cubierta de reflejos
allí donde la melodía
besa al color de la canción
Donde  faenando amarran
falúas y botesitos viejos
Allí el mar es mar,

La arena cura todo
cubre penas y secretos

El cielo es piélago
donde irán a derivar
tras naufrágio
esas noches
estos versos

 La resignación va y viene
a ritmo de  marea
entre veredas y fados
Allí es sól reviste con brillos
todo tizne pasado

La espuma
cala los recuerdos
aclarando huellas en la  orilla
una y otra vez

 
Donde el lienzo
se reencarnó en  litoral
Donde la pesca , artesanía,
y el limón un paraiso
Allí donde  la conversación 
es más que coba
el fuego quema y enamora
la brisa cubre las palabras
posadas sobre  labios
mojados de silencio y jora



Pretensión encubierta en mirada
y una confesión a la deriva
vara allí
sobre  orilla de la playa





Ensayo sobre la imaginación

Imagina,
que ya no es oscuro
el silencio .
Imagina
que los hombres
se entendieron
se miraron
como especie.
Como colectivo
animal y social, y se entendió
que lo diferente , es tan solo distancia
hecha de ignorancia
y miedo de conocer.
Imagínatelo.
¿Te imaginas?
A la religión
enemiga de verdades absolutas
y promotora de permitir
acercamiento
de todo quien
a otro
se quiera acercar
Piensa ;
por un momento
que la fuerza
de la emoción
que civiliza al hombre ,
materializada en cultura,
se convierte
en simbiosis
entre nuestra necesidad y
lo que el entorno
puede permitirse darnos.
Imagina
que los sueños conviven
como posibilidades palpables
y la imaginación
sólo se teje de metáforas
alegorías,
y no de utopías que revelan
la involución
en cada resignación
metamorfoseada debido
al aire poluto
cargado de resignación
Imagínate
viviendo en el te amo
a diario,
sin vergüenza ni censura
que la cursilería
es enfermedad benigna
que atraviesa superficie
fortificación de monotonía
en cada grieta suya y cada sonrisa
de complicidad
que logré arrancarte
Que el aire
que respire yo, generase
por que existes tú
Imagina
que el hambre es mancomunada
y no solidaria
que mi necesidad es tu dolor
que mi fragilidad es la fuerza
con la que tu me sostienes
y encajamos matemáticamente el mundo
que mi deber es tu causa
y el respeto no es ley
escriturada
en infinitos idiomas ilegibles
Que la opinión cae como fruta
de un sólo árbol : conocimiento
que todo el mundo pueda comer
¿ Te imaginas?
Imaginate,
que la oscuridad
ya no se torno silencio
que la morada de la soledad
destapó su mentira
y enloquecida, no dejó jamás de compartir
Que cada paso que doy,
deja huella en tu huella
que cada verso se escribe
bajo la justicia de tu belleza
que cada silencio, dejó de tener
como perfil tu nombre
y como sombra tu recuerdo
Imagina,
aunque no exista,
más que en un universo irreal
donde vive la rima
antes del final de este final
piensa ,
-
que libertad en verbo
es también imaginar
en vida