Subrealismo

Atemporalidad de una única forma de servirse de la comunicación. Una única vía de decir . Haciendo.

domingo, 18 de diciembre de 2011

Olvido





¡El piano
enloqueció de soledad
entumecido por la manta de silencio
que cubría cada grito
que su música
jamás gritó!


¡El cuervo yacía
aún con vida,
espasmos de golpe
temblaban
en su pecho atezado
y un pico partido
bullía su vuelo!



¡El charco de plata
cegaba el reflejo
de su propio espejismo
y hundía su techo
en un abismo
de infinita pena!



¡La palabra
-su nombre-
impactó
sobre un renegrido
mural de silencio
y se engullió en su propia mentira
pronunciada ;en su acento
atenuó su voz!


¡ Marchito-
plañía el perdón-
en un occiso placer
de vivir en círculos ,
-respiró sin aire-
marchito por el tiempo
soy !



(...)








miércoles, 14 de diciembre de 2011

La felicidad del escarabajo ( Introducción)



Hace un buen día. Pensó. Sentía como las débiles ráfagas de viento recorrían los bordes de su rostro y de sus brazos; que sostenían plácidamente su nuca. Cerraba los ojos y podía sentir que era tangible la sensación de la vida. La sensación de pasividad suficiente para poder llegar atemporalmente al estado de placidez que una tarde de verano brinda a un hombre común y corriente sentado en el banco de algún parque.

El sonido del entorno parecía estar confabulándose para aportar un escenario de paz estrepitosamente perfecto. Las aves sugerían establecer ritmos de sonidos que se acercaban a las melodías celestiales más hermosas. A lo lejos, pero no tan lejos, él podía atisbar la risas de los niños, insatisfechos e insaciables. Hambrientos de más diversión y regocijo. Juegos imaginativos, pensaba. No había preocupaciones. No había nada pendiente. Sencillamente podía sentir sus pies, sus piernas, su abdomen, sus brazos y su frente entregados en plenitud a la relajación y la somnolencia de sus sentidos. Y así se mantuvo durante un tiempo prudente.

Abrió los ojos. Despacio. Y la imagen que se presentaba más allá del contorno de su nariz que pasaba siempre desapercibida cuando miraba, era exactamente lo que había podido retener como una visión mental del lugar y el momento en el que se encontraba. En un parque. En un banco. Parecía coincidir lo que creía que iba a ver y lo que finalmente terminaba viendo. Pero tampoco reflexionaba sobre ello. Simplemente. Con naturalidad, abría los ojos y la realidad se le presentaba en ese mismo instante. Tal y como era. Al fin y al cabo no puede ser otra cosa. Es esa. La realidad. Como siempre la había conocido.

Se disponía a ponerse de pie. Quiero agua. Se dijo a sí mismo. Y; al tiempo que iba a levantarse del banco vio a un ser minúsculo en la llanura del suelo al lado del banco.Volvió a sentarse. La sed dejó paso a su interés. Que gracioso.Dijo.Un escarabajo que con ahínco empujaba una bolita de color oscuro. Venía hacia él. Veía que requería un cierto esfuerzo y una constancia permanente. Pero el ser minúsculo y gracioso no cesaba. Continuaba firme en cada uno de sus movimientos. Lentos pero decididos. Él se limitó a mirar. Y el animalito se acercaba más y más hacia sus pies. Que gracioso. Volvió a pensar; al ver como se apoyaba en sus patitas para desplazar a aquella bolita que poco a poco iba aumentando su volumen. Tenía una forma semi ovalada. Le recordaba a una nuez. Sus colores eran vistosos a la luz del sol. Y su superficie brillaba y era llamativa. Era difícil dejar de prestarle atención. Que gracioso. Volvió a comentar para sí mismo.

De pronto, aquella nimia criaturita. Como si se diese cuenta de que lo miraba, se detuvo. Y permaneció estático. Un instante. La tarde continuaba viva y el entorno seguía siendo el de un parque. Con cantos de aves y risas de niños jugando. El empezó a otorgarle cada vez más su atención. En ese momento el reducido ser, bajó sus patitas de la esfera que conducía, y caminó enérgicamente hacia el banco. Donde él estaba sentado. Volvió a detenerse. Parecía como si desease disipar la atención esperando unos segundos hasta retomar la andadura. Volvió a avanzar.Con agilidad y destreza trepo por las inmediaciones del banco, violando las leyes de las fuerzas gravitatorias. Quizás por su anatomía o sus facultades en sus extremidades. Quizás por su estructura coleóptera. Quizás no era tan difícil trepar por los lados de un banco. Quién sabe. Despacio pero sin perder el ritmo llego a lo más alto del arrimadero donde el hombre permanecía sentado y expectante .El pequeño, y gracioso animalito se detuvo .Y se mantuvo allí durante unos minutos. La paz del ambiente era condenadamente perfecta. Frente a la atenta mirada de su único espectador.


Hola. Dijo el hombre. Dirigiéndose al ser que se posicionaba frente a él. Espero no haberte incomodado. No pretendía ser un obstáculo en tu camino. Simplemente tomaba un poco el aire. Dijo el hombre en un intento de comunicar las sensaciones provocadas al verle. En una involuntaria intención de romper las reglas de la naturaleza. De dejarse llevar por el momento. Sin reflexionar que sería un milagro que obtuviese respuesta alguna. Reacción sensata a su saludo. Un prodigio. Un hallazgo sin parangón en la historia de la transcurrida vida del universo. El lenguaje era el mejor y exclusivo invento de la evolución del hombre. Del ser humano.Sólo del ser humano. Tras saludarle , sonrió. No dejó de mirar. Espectante.El ameno insecto continuaba frente a él. Sin apartarle la mirada. Frente a frente. O de lo que parecía ser su zona frontal. No es que exactamente tuviera ojos para poder tener una mirada.

Le estoy hablando a un insecto. Por Dios.Pensó. Pero no le quitaba la atención. Hola. Pareció oír el hombre sentado en el banco. Hola. Te he dicho. Tú me has dicho hola, y yo te respondo. Que. Pensó. Un insecto me está diciendo hola. Si. Hola. Es que acaso no esperas un hola cuando das uno. Perdón. Preguntó entontecido por lo que le ocurría. Hola. Hola. Bonita tarde verdad. Perdón. Sí. Qué decías. Que, bonita tarde para estar en el parque. Ah, sí desde luego, bonita tarde. Respondió sin pensar en lo que le estaba sucediendo.

La verdad es que entiendo que te encuentres impresionado.Amigo.Volvió a oir, con un acento delicioso. Una vocalización inmejorable. Una voz casi palpable y de un color claro y vistoso como su caparasón.

Ahora mismo, me imagino, se habrá producido una ruptura de todos tus esquemas acerca de la realidad. Acerca de la uniformidad de la naturaleza.De las leyes de la bio-lógica Y todo lo que hasta ahora has interiorizado como imposible, empieza a ser re cuestionado por cada uno de los patrones de tu raciocinio.Oía estupefacto. Me equivoco. Preguntó el insecto. Tú lo has dicho. Dijo el hombre empezando a auto convencerse de que estaba inmerso en un sueño.En un diálogo ilusorio apartado de lo tangible de un momento cierto. Pero era todo tan real que se germinaba un desconocido conflicto entre la información procedente de sus sentidos y la lectura de la tal información una vez procesada. Estaba hablando con un insecto.Un insecto. Repitió una vez más. Un insecto. Un animal. Y otra vez. Un insecto. Insegnificante. Carente de sentido. De importancia. Una criatura que podría haberse extinguido sin que su vida hubiese sufrido cualquier alteración. No era posible. No era cierto.No es posible . No es cierto. Se dijo. Convencido.No estaba pasando lo que estaba pasando. Realmente creo que estoy soñando. Es normal. Es normal qué. Es normal que te encuentres asombrado. A, sí. Sí. Pero no es un sueño. Amigo mío. Los niños continuaban jugando en aquel parque.Al parecer no era un sueño.

m.a.l.r.c.