Aun
no ha amanecido, pero el cielo ya empieza a dibujarse azul oscuro en la ciudad
de Mwanza, un desconocido fragmento de la republica de Tanzania, parte oeste
del continente africano. La ardentía es intensa y el sol hace acto de
presencia por mera obligación vital y cíclica. El calor se hace cada vez más
severo. Aun para estas líneas que intentan colorear el azul y fértil oceánico
indico, indiferente a lo que cada mañana sucede en sus propias
narices. El aire que es denso , se
convierte una aglomeración junto con la tierra, que se levanta con facilidad
al paso de las carriolas, cargadas de percas
que parecen agonizar y no haber sido pescadas.
Al tiempo que una gama de
colores grises y lívidos, de tonalidades suaves y desgastadas, le van abriendo paso.
Basura, mierda, podredumbre, desperdicios, restos, desperdigados tienen una
función en este pedacito de imagen. El océano continua siendo testigo, pero
también indiferente.
Solo
unas tres o cuatro pateras, intenciones de embarcaciones débiles y con mas
intención que madera en su armazón, se presentan como nacidas de las aguas, descoloridas pero
vivas.” Mtoto”, es el nombre. No sé que significado recogerá dicho morfema,
pero la realidad no entiende de culturas, y la realidad de esas cuatro maderas
que conseguían flotar en las orillas, era “Mtoto”.
Más
adelante, cuatro hombres, tripulantes, pescadores, cogían entre todos enormes
pescados . Uno a uno
HM ( fragmento )
Malrc
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