" Durante kilómetros caminábamos a trompicones, resbalando en el hielo y soteniéndonos continuamente el uno al otro, sin decir palabra alguna, pero mi compañero y yo sabíamos que pensábamos en nuestras mujeres. De vez en cuando; levantaba la vista al cielo y contemplaba el diluirse de las estrellas al tiempo que el primer árbol rosáceo de la mañana se dejaba ver tras una oscura franja de nubes. Pero mi mente se aferraba a ella, imaginándola con asombrosa precisión (...) "
Victor Frankl, El hombre en busca de sentido, fragmento.
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